martes, 10 de febrero de 2009

El Teatro Tacon




EL GRAN TEATRO DE LA HABANA. ( Tacon )
Josefina Ortega







Inaugurado en 1838, con cinco bailes de máscaras ―durante el primer domingo de carnaval―, llevó el sonoro nombre de Teatro Tacón ―en honor al Capitán General don Miguel Tacón. Se dice que al interior del teatro pasaron más de 8 mil personas, y en los alrededores se movieron inquietos por no poder entrar, no menos de 15 mil viandantes.
Su arquitecto Antonio Mayo, logró dotar al edificio de los requisitos necesarios, en cuanto a comodidad, capacidad, ventilación y condiciones acústicas. Levantado en un extremo de la entonces Alameda de Isabel II y a pocos metros de la puerta de Monserrate, en la Muralla de la Habana, tenía 90 palcos y 22 filas de lunetas y una capacidad mínima de dos mil asistentes, pero con posibilidad máxima de llegar hasta cinco.
La primera función de temporada ocurrió el 15 de abril de 1838 con la obra “Don Juan de Austria”, actuada por el ya famoso actor cubano Francisco Covarrubias.
Entonces se puso de moda decir que ir a La Habana sin visitar el Tacón, era como estar en la ciudad italiana de Pisa y no llegarse hasta la torre inclinada.
El avispado empresario dueño de la instalación era un alto, huesudo, enjuto y desaliñado catalán llamado Francisco Marty y Torrens, quien había llegado a Cuba “sin un duro” y casi analfabeto, para tiempo después, gracias al negocio de la trata de esclavos y más tarde en el mercado de la pescadería, convertirse en don Pancho Marty.
Tal llegó a ser el lujo de Tacón que por la época se cantaban unas coplas, en las que se decía “tres cosas tiene La Habana que causan admiración: el Morro, La Cabaña y la araña del Tacón” refiriéndose a una enorme y llamativa lámpara de fino vidrio, importada de París que colgaba sobre la platea, y que dicho sea de paso, en una ocasión sufrió la ira de un público furioso por la mala calidad de una obra. Se dice que su esplendor terminó cuando en ocasión de una reparación le ocurrieron tantos percances que hubo de ser bajada y retirada de servicio activo.
Para entonces, Pancho Marty, había vendido el teatro ―en 1857― a la compañía Anónima del Liceo de La Habana, institución que luego la cedió a la Sociedad Centro Gallego.
Bajo la agrupación de los gaitos, fue remodelado el edificio ―con la imagen que hoy ostenta― y rebautizado como Teatro Nacional.
Comenzaba otra etapa de gloria para el teatro, que sumaba otras personalidades a la lista de las que había subido a la escena, entre ellas la poetisa camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda a quien se coronó en una inusitada ceremonia en la noche del 27 de enero de 1860.
Fanny Esler, Adeline Patti, Enrico Caruso y Sara Bernhardt fueron algunas de las estrellas de la danza y el Bel canto que ofrecieron su arte en las tablas del Tacón

1 comentarios:

Anónimo dijo...

MIL GRACIAS....TEATRO TACON ..CON SU ILUSTRE....PANCHO MARTY TORRENS SOY RAUL REY ,FAMILIAR DSCENDIENTE DE FRANCISCO MARTY , ME AGRADA MUCHO LEER COSAS DE MI ANTE PASADO.ACTUALMENTE VIVO EN ESPAÑA , PERO DE ORIGEN CUBANO.CUALQUIER INFORMACION , MI CORREO REYRAUL7@HOTMAIL.COM

 
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