sábado, 29 de agosto de 2009

San Lazaro y Babalu Aye

San Lazaro y Babalu Aye






En el siglo XI, la leyenda provenzal de Santa María Magdalena, pone a San Lázaro como obispo de Provenza y muerto como mártir en Francia. Incluso el Papa Benedicto IX, al consagrar la iglesia de San Víctor de Marsella, afirmó que sus reliquias estaban ahí (lo único cierto de todo esto es que hubo un Lázaro obispo de Marsella, pero en el siglo IV). Otra cosa es su veneración, que sí es muy antigua. La gallega Eteria, una peregrina a Jerusalén en el siglo III, describe sobre la gran procesión que se hacía el sábado anterior al Domingo de Ramos al "Lazarium" tumba de San Lázaro (esta procesión aún se celebra por parte de la iglesia ortodoxa). En año 890, el emperador León VI construyó una iglesia y un monasterio en su honor en Constantinopla y trasladó allá una parte de las pretendidas reliquias, que se hallaban en Chipre. Se celebra el 17 de diciembre.




Lázaro o Lázaro de Betania es un personaje bíblico que aparece sólo en el Nuevo Testamento, hermano de María y Marta de Betania. Vivió en Betania, un pueblo en las afueras de Jerusalén. En su casa se hospedó Jesús al menos en tres ocasiones (Mt. 21: 17; Mr. 11:1, 11, 12; Lc. 10:38; Jn. 11:1). Es muy famoso principalmente porque según el Evangelio de Juan (11:41–44) fue revivido por Jesús. A partir de esta historia su nombre es utilizado frecuentemente como sinónimo de resurrección.




San Lázaro, el de las llagas, las muletas y los perros, tiene su origen en un pasaje de los Evangelios.
Según el Evangelio de San Lucas, Jesús, que solía hablar en parábolas a las gentes, dijo un día a los fariseos: "Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado a la puerta de él, deseando hartarse de las migajas que cayeran de su mesa, lleno de llagas, y aun los perros venían y le lamían las llegas.
Y aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham: y murió también el rico, y fue sepultado.
Y en el infierno alzó sus ojos, estando en los tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mi, y envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta llama.
Y díjole Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora este es consolado aquí, y tú atormentado. Y además de todo esto, una grande sima está constituida entre nosotros y vosotros, que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá".
Sin embargo, la religión católica jamás santificó al mendigo de la parábola bíblica. Para ésta el único santo de ese nombre es San Lázaro Obispo, el cual aparece siempre en las imágenes sin llagas, tocado con una mitra y cubierto con una capa conforme a su jerarquía eclesiástica.
¿Cuál es la causa entonces de devoción tan extendida en nuestro país de la figura del mendigo lacerado? Hay que irla a buscar a la equivalencia que los negros lucumíes persiguieron en sus dioses africanos con las imágenes cristianas. Para ellos personaje evangélico era Babayú-Aye, el "orisha" que cura a enfermos y protegía a los pobres. Y con este carácter colocaron su imagen en los altares que construían en sus cabildos y lo popularizaron.








Babalu Aye








Babalú Ayé es el Orisha de la lepra, la viruela, las enfermedades venéreas y en general de las pestes y miseria. Es muy conocido y venerado. Representa las afecciones de la piel, las enfermedades contagiosas, especialmente las venéreas y las epidemias en el ser humano.
En la naturaleza de día se esconde entre la hiedra, el coralillo y el cundeamor para protegerse del sol. Sale de noche. Orisha muy respetado y hasta a veces temido en Nigeria. Su culto viene de Dahomey (Benin), donde recibe el nombre de Azojuano (Azowano), Rey de Nupe, territorio de los Tapa. Su nombre viene del Yorùbá Babàlúaíyé (padre del mundo), en África se lo conocía bajo la denominación de Samponá o Sakpatá, por ser la viruela y la lepra enfermedades mortales.En algunas casas santorales Babalu Ayé no se hace a la cabeza de ningún iniciado, se hace Yemayá con Oro para Babalu Ayé, se recibe su receptáculo y atributos. En otras si se realiza la coronación, en dicha ceremonia se realiza un awan con ministras, se llama a Oloshas Omo Azojuano para que monten el Orisha durante la ceremonia, nacen sus atributos dentro del Kutú (fosa que se realiza en la tierra) y se recibe con Naná Burukú. Sus Omìerós u Ossaín no llevan agua, pues es su tabú.Su número es el 17 y sus múltiplos. Su color es el morado obispo. En el sincretismo se le compara con San Lázaro (17 de Diciembre). Se saluda ¡Jekúa Babalu ayé agrónica!

martes, 25 de agosto de 2009

El Parque de Trillo




El Parque de Trillo

Parque Trillo, entre rumbas y leyendas
Por Lídice Valenzuela

El parque Trillo es uno de los más antiguos de La Habana que, según la papelería citadina, surgió como un pequeño asiento para el descanso, en la primera década del pasado siglo.

El 26 de julio de 1912, por acuerdo 730 del Ayuntamiento de La Habana, se constituyó el barrio de Cayo Hueso donde está situado este espacio arbolado, que ahora es además una importante plaza cultural del barrio. Esa es la génesis del popular parque, donde siempre ha sonado la rumba.

Sitio acogedor, el Parque Trillo se caracteriza por su íntimo carácter, sus callecillas internas pobladas de árboles, y en especial por quienes hacen de su entorno el momento para la conversación y el descanso.

Son personas de más edad las que desde horas tempranas llegan hasta la placita de Trillo. Allí, entre la seguridad de sus existencias, añoranzas y recuerdos, los ancianos vuelven a las épocas en que, en ese mismo lugar sonaban los cueros, ahora más de tarde en tarde, y los bailadores se lanzaban al ruedo en busca de la alegría inmediata.

El Parque Trillo, como el del Curita, en el pleno corazón de La Habana, es uno de los más conocidos de La Habana. Puede decirse que todos los caminos conducen a ese popular sitio.

Emplazado entre las calles San Rafael, San Miguel, Aramburu y Hospital, fue uno de los últimos donde existía cada semana un mercado abierto, donde el comprador encontraba el producto más insólito: desde las sabrosas y refrescantes frutas cubanas, como el mango y la fruta bomba (papaya) o las viandas de estación, entre ellas el boniato y la yuca, y los sabrosos platanitos, siempre en época, pasando por distintos tipos de carnes, aves, huevos.

Era una especie de mercado de pulgas o pulguero, existente en otras naciones de América Latina.

En época de la seudorrepública, el Parque Trillo fue también escenario de hechos sangrientos, entre los que aún se recuerda el asesinato del famoso delincuente de la primera mitad del siglo pasado conocido por el pueblo como “Pato Macho”.

Hasta una copla popular le dedicaron al matón, que dice así: por culpa de la chaucha (comida)/mataron a Pato Macho/allá en el parque de Trillo/peleando con los muchachos/…

Cuentan además que un alcalde habanero de aquella época llamado Justo Luis del Pozo enterró un cubo en los terrenos del parque, cual símbolo de la escasez de agua del barrio de Cayo Hueso, y sus deseos, nunca materializados en su mandato, de que la situación respecto al vital líquido, se normalizara.

Presiden los recovecos de este popular espacio habanero una estatua del general de la Guerra de Independencia Quintín Banderas, al que los cubanos rinden homenaje con su bregar diario.

También, en el Parque Trillo, hay una Ceiba gigante, árbol sagrado de los dioses del panteón yoruba, y se dice que si usted camina a su alrededor puede ver los muertos de su familia.

domingo, 23 de agosto de 2009

El Barrio Chino de la Habana




El Barrio Chino


La Habana , capital de Cuba.
Fundada hace más de 480 años, atesora el cosmopolitismo de las grandes ciudades. Hasta aquí han llegado gentes de las más diversas nacionalidades, y con ellos su cultura y tradiciones. Los primeros chinos que habitaron la ciudad se establecieron en una de sus zonas más céntricas. Con el paso de los años este núcleo urbano fue creciendo hasta convertirse en el BARRIO CHINO DE LA HABANA , principal asentamiento poblacional de la comunidad, aunque los chinos y sus descendientes se dispersaron por toda Cuba.El Barrio, en sus tiempos de esplendor, llegó a ser el más populoso y famoso de América Latina, y como todos sus homólogos resumía el mítico encanto de “una ciudad asiática en miniatura”(Leonardo Padura). Su particular identidad estribaba en su excepcional animación, a través de una imagen de feria con sus comercios y pequeños puntos de ventas de productos y la grata presencia de la cultura china con su periódico, fiestas tradicionales, danzas, compañías de teatro y artes marciales..A pesar del tiempo transcurrido y el ritmo siempre agitado de la modernidad, el Barrio mantiene su vigencia en las instituciones chinas aún existentes, en las huellas de sus calles y edificios, en los rasgos achinados de muchos de sus habitantes y sobre todo, en la memoria popular de los cubanos, que siempre asocian esta zona de la capital con los chinos, sus tradiciones y costumbres

"Quimbombo que resbala..."



"Quimbombo Que Resbala Pa´La Yuca Seca"



Algún conocedor de mecánica encontró una simbiosis particularmente
sabrosa: -¡Quimbombó que resbala pa´ la yuca seca!...”. De esta
forma Chapotín dejaba a todos con la boca hecha agua pensando en el
resultado de esa sutil combinación.


Si a Arsenio le debemos, entre otros muchos, el son Dile a Catalina (...que se compre un guayo, que la yuca se me está pasando...) a Lilí tenemos que agradecerle los también montunos Quimbombó que resbala (...pa la yuca seca...).




Lili Martinez.


Este singular guantanamero nació el 16 de febrero de 1917, producto de una mezcla recurrente en nuestra nacionalidad: padre español y madre cubana. Sus inicios en el piano se los debe a una hermana mayor, quien lo sentaba varias horas diarias ante el teclado con partituras de la música europea, especialmente de Chopin.
Cuando era joven, su familia atravesó un período de precariedad económica, momento en el que Griñán ofreció sus servicios para intentar ganarse algunos pesos con su instrumento. Como era bastante común en las familias cubanas, el padre se opuso, por considerar que la música era profesión poco seria y, sobre todo, sin demasiado futuro. Pero la situación familiar era tan dura que al fin cedió y el joven Luis comenzó a trabajar en una sala de baile de Santiago de Cuba, de donde lo sacó Arsenio, por consejo Quico Bru, paisano de Lilí.


A el le debemos este montuno que ha recorrido el mundo. "Quimbombo que resbala pa'la yuca seca"

jueves, 20 de agosto de 2009

La Rumba




La rumba

Raúl Martínez Rodríguez


La rumba cubana, compuesta por toques, cantos, bailes y pantomima surgió durante el colonialismo español mientras se producía la expansión azucarera. Es una de nuestras manifestaciones musicales de mayor prestigio folclórico y popular, que se extiende hacia otras naciones. Sus principales protagonistas fueron los negros libres y sus descendientes, pertenecientes a distintas étnicas africanas como la lucumí, ganga, arará y quizás la más significativa de todas: la gangá-bantú. De ellas se tienen referencias históricas asociadas a esta música bailada desde los siglos XVIII y XIX en sitios como barracones, dotaciones, en los campos y zonas suburbanas como bateyes y caseríos cercanos a los ingenios o fábricas de azúcar. Los hombres realizaban danzas pugilísticas atribuidas a los congos conocidas como “baile de maní”, las cuales pudieran considerarse como rumbas muy primitivas. Esta variante se identificaría más tarde con el nombre de columbia. Las mismas eran acompañadas por un conjunto de tres tambores profanos, muy primitivos y conocidos como de yuca, los cuales se percutían con algunas especies de agogos de metales o guatacas. También existían otras danzas en parejas muy eróticas nombradas de macuta o de yuka las que posiblemente fueron la base de otros estilos de la rumba como el antiguo yambú y el actual guaguancó de carácter más urbano. En los cabildos negros organizados en las ciudades o pueblos se efectuaban rumbas que eran sinónimo de fiesta, donde no solo se bailaba y cantaba, sino que también se ingería alimentos y bebidas alcohólicas, o se hacía bajar un oricha (deidad) para que participara profanamente en la fiesta.
La rumba, generalmente, tiene un carácter improvisado. Cuando no existían los instrumentos musicales que hoy conocemos en los conjuntos de rumba, sus intérpretes se hacían acompañar por cualquier medio sonoro percutido. Los tocadores creaban una compleja y alegre polirritmia, que era la base acompañante para los bailes, cantos y estribillos, los cuales se mezclaban con los golpes de un pequeño tambor rudimentario profano, de origen africano. Los toques de este instrumento acentuaban el ritmo y con frecuencia en medio de la fiesta, eran confiscados racialmente por las autoridades españolas.
La célula rítmica de la rumba es fundamentalmente de procedencia africana, y lo español está dado en el lalaleo, llorao o diana, lo que parece ser que viene del canto andaluz para levantar el canto.
Como en el baile de pareja guaguancó, la letra puede ser picaresca, satírica o canto de puya, unida con una melodía rítmicamente compleja. La hembra baila con coquetería imitando con la cintura el movimiento gracioso de una gallina; y el hombre, a un gallo o palomo, tratando de seducirla y poseerla simbólicamente en un descuido con el llamado vacunao o abrochao (movimiento pélvico de su cintura hacia el sexo de ella, de lo cual ella siempre se cuida).
Se dice que la variante conocida por columbia de origen campesino nació en el antiguo caserío conocido de ese modo en la provincia de Matanzas, en la cual se tiene referencia desde 1880, especialmente en la zona de Sabanilla, Unión de Reyes y Colón. La misma es bailada y cantada por un hombre solo aunque se dice de mujeres como Andrea Baró y Justa Chumbele fueron excelentes intérpretes de este singular modo. Dentro de los hombres se destacaron Celestino Domenech y el legendario José Rosario Oviedo, más conocido por “Malanga”, del pueblo de Unión de Reyes; Esteban Lantrí “Saldiguera”, en la ciudad de Matanzas; y el famoso José Luciano “Chano” Pozo, de La Habana. En estas formas de hacer rumba se levanta el canto con una diana a manera de llorao o lalaleo en el texto, y se acompaña con tambores, cajones, el parche del fondo de un taburete, claves (hechas de “madera de corazón”), una guataca o cualquier hierro. Tiene una línea melódica y letra muy breve llena de vocablos africanos. Su baile es muy ágil, fuerte y viril, donde el bailador demuestra sus habilidades acrobáticas, entre las que se destacan llevar un vaso de ron o agua en la cabeza, tener en las manos peligrosamente unos machetes y en los pies cuchillos a manera de espuelas de gallo. En la rumba, en general, existen varias figuras mímicas e infinidad de figurados rítmicos de origen africano y español que los negros criollos genialmente han procesado musicalmente en toda nuestra isla.
La rumba en el campo se hizo muy conocida desde finales del siglo XIX en Matanzas, La Habana, y en otras zonas como Ciego de Ávila, Florida y Morón en la provincia de Camagüey. Su traslado hacia las últimas zonas citadas se realizaba con frecuencia por la visita de los propios rumberos matanceros.
El estilo conocido como guaguancó tiene como antecesor a la antigua rumba de viejos urbanos conocida como yambú. La rumba más actual conocida como guaguancó surgió en ciudades y pueblos, y en barrios muy humildes y marginales. Tiene una línea melódica y texto mucho más elaborado que el resto de las variantes. La primera parte se canta generalmente a dúo (a la manera de los famosos cantadores matanceros Virulilla y Saldiguera) y se acompaña con un grupo de percusión y medios sonoros como un simple costado de un escaparate, cajones donde venían las velas o el bacalao, cucharas o la botella de aguardiente que se estaba bebiendo. Con los años se fue organizando un conjunto con sus variantes de tres tambores (conga, tumba y quinto o requinto), las claves, güirito, maruga y güiritas de metal o cimarronas (en las muñecas de los tocadores) y un cata, (de madera o de caña brava) y cantantes.
Al igual que en Matanzas, en barrios habaneros como Pueblo Nuevo, Carraguao —del Cerro—, Belén —de La Habana más antigua—, aparecen rumberos muy prestigiosos como Agustín Gutiérrez, Elías Aróstegui, Tomás Erisa, José Luciano Pozo, Ignacio Piñeiro, Silvestre Méndez, Mario Alán, Gonzalo Asencio Hernandez “El Tío Ton”, Calixto Cayava, Pancho Quinto, y de Matanzas Florencio Calle, Juan Bosco Mesa, y gran Chachá, entre otros. Entre las sociedades más importantes podemos destacar dos agrupaciones de rumberos rivales como Los Roncos y El Paso Franco, de los barrios de Pueblo Nuevo y El Cerro, (Carraguao) en La Habana. También existían otros como los nombrados El Lugareño, de Jesús María, El Triunfante, y Los Rápidos Fiñes (de niños) de Belén. En Matanzas se recuerdan otros como La Sorpresa, Los Marinos y el Bando Azul. Existen otras rumberas históricas destacadas en el teatro, cabaret y cines como María Antonieta Pons, Ninón Sevilla, Rosa Carmina, Amelita Vargas, Ana Gloria Varona y otras, las cuales son mitos en la cultura popular en nuestra América hispana. Agrupaciones de sones legendarias como el Conjunto de Arsenio Rodríguez, Chapottin y sus Estrellas de Chocolate e intérpretes vocales afamados como María Teresa Vera, Celeste Mendoza, Orestes Macías y el actual Paulito FG se mueven dentro de la atmósfera de la rumba en sus actuaciones y canciones. En el pasado y en la actualidad existieron y existen grupos de rumberos muy prestigiosos internacionalmente como los de Chano Pozo, Los Muñequitos de Matanzas, el Grupo Lulú Yorkori de Alberto Zaya, con el cantante Roberto Maza “El vive bien”, Papín y sus rumberos, Los Papines, Carlos Embale, Yoruba Aldabo, con Johanis García, Clave y Guaguancó, Amado Desdeu, Gregorio Hernández “El Goyo” y su Grupo Afrocuba de Matanzas, Tata Güines y Pello el Afrokán, entre otros muchos, que con sus grabaciones y presentaciones personales en distintas partes de Cuba y del mundo han dado a conocer lo más auténtico de la rumba cubana.


La Butifarra del Congo



Las Butifarras de El Congo



El Congo era un negro liberto, nacido en las cercanías de Catalina de Güines en 1875, del Central Alejandría, que para sobrevivir producía unas butifarras de carne de Res, Puerco y Pollo a las que añadía una salsa picantosa. Las butifarras del Congo tuvieron tal demanda que tiempo después, el pequeño carrito se convirtió en un exitoso restaurante a la borde de la Carretera Central, bautizado por los hijos de Guillermo Armenteros como “El Congo”. Este pequeño negro de descendientes africanos, era Abakua de la potencia Obonékue Apapá Umoni Efí Ekueri Tongo.




El surgimiento, confección, venta y promoción de este plato constituye orgullo tradicional del menú de los vecinos de Güines.
Por su gusto y calidad, fue conocido nacional internacionalmente, y ampliamente divulgado mediante la canción Echale Salsita, de Ignacio Piñero y su Septeto Nacional.
Guillermo Armenteros, conocido por el sobrenombre de El Congo desde su infancia, fue natural de esta zona, y provenía de una familia humilde dedicada al corte de la caña. Era de mediana estatura, sencillo, jaranero y bien parecido, y se calcula que haya nacido en la última década el siglo XIX.
Hay quienes afirman que las butifarras comenzaron a hacerse en 1955, y se vendían en las fiestas, frente al actual restaurante que mantiene el nombre de El Congo.
Las butifarras, plato fruto de la cocina española en Catalina, con nuevos preparativos y condimentos en su confección, cambió su sabor y adquirió características muy personales y peculiares, por lo que logra alcanzar aceptación, gran popularidad y alto nivel de ventas.
Al principio El Congo vendía el codiciado producto dentro de una cesta que se colocaba sobre su cabeza, en sitios cercanos a los bailes y fiestas públicas, religiosas,... Durante sus gestiones de venta pregonaba la palabra ¡salsa! Todos los comensales coincidían en que era un plato exquisito.
El Congo progresó con el producto de sus ventas y entonces comenzó a vender la butifaras en una carretilla parecida a las que utilizan los granizaderos, donde expendía su producto con pan o sin el.
Con posterioridad adquirió un kiosko transportado o portátil que podía trasladarlo con facilidad de un sitio a otro. El precio de venta consistía en cinco centavos y se incrementaba a 10, si era acompañada de un pan; en caso de que este incluyera dos unidades, su costo era de 20 centavos. Las unidades solas se vendían por decenas con su salsa.
En 1957, al inaugurarse el restaurante, continuaron vendiéndose por este valor y presentación, pero ahora, acompañada de otras comidas.
En el proceso de fabricación de las butifarras intervenían cinco o seis personas, y cada una de ellas realizaba un trabajo específico: preparar la carne y los sazones, virar al revés los intestinos y lavarlos (luego se inflaban y se ubicaban al Sol) amasar y rellenar, amarrarlas y ponerlas al vapor de un fogón de carbón.
Se supone que, lo singredientes, más o menos, fueran: 50 por ciento de carne de puerco, 25 de empellas de cerdo y 25 de carne de res y, por su puesto, se les agregaba pimentón El Potro, ajo chileno, nuez moscada y sal.
Las carnes se preparaban en forma de picadillo crudo, al que se le adicionaba especies y sazones. Posteriormente, dicha masa era pasada a una habitación en la cual primero solo podía entrar El Congo y, después del fallecimiento de este, su hija Guillermina. El proceso en aquel sitio constituía un secreto familiar, pues era donde se le daba el acabado a la masa, la cual se depositaba mediante un embudo dentro de la llamada tripa, y se ubicaba sobre el fogón.
La salsa se preparaba aparte, con grasa, sazones y especias, sin puré de tomate.
La ubicación del comercio, en sitio junto a la Carretera Central, contribuyó a engrandecer la fama de la butifarra, que en su momento era la principal del país.
Este producto se confeccionó según la receta original de El Congo, hasta el año 1964, cuando el establecimiento fue intervenido.
Ignacio Piñeiro y su Septeto se presentaron para actuar en un salón de baile denominado El Cañón, que existió en Catalina. Allí El Congo estaba pregonando su producto y les brindó butifarras a los músicos; les agradaron tanto, que Ignacio Piñeiro prometió allí mismo componerle una canción, la cual fue estrenada en esa actividad. Esta pieza de la música popular, que data de la década del 50, contribuyó a incrementar la fama del apetecido producto.









martes, 18 de agosto de 2009

Los Hermanos Castro


Los Hermanos Castro.


Herminio Huerta Torres
2009.
A Yoli, Que me critica por dejar un final abierto en mis cuentos.



Por allá cerca del rio Cauto en la región Oriental, vivía Laureano Castro con su esposa Carmen.
Laureano, campesino muy humilde se levantaba a las cuatro de la mañana, tomaba su café y partía hacia el campo a trabajar como jornalero en tiempos de zafra cortaba caña para el gran coloso azucarero y en tiempo muerto sembraba una tierra que no era de él, ganaba muy poco y apenas le servía para mantener a su esposa. Ella en un terrenito cerca del bohío tenía un sembrado de yuca y algunas hortalizas que servía para alimentarse.
Llego la guerra y con ello el sobresalto pues si ayudaban a la guerrilla de Fidel los soldados de Batista los mataban. Porque será que en todas las guerras los que pierden son los que están en el medio, los pobres.
Laureano se quedo sin trabajo pues nadie se atrevía a coger el monte y menos en Oriente. Y decidió una mañana irse con su mujer para Bayamo a probar fortuna. Al llegar a la ciudad comenzó a buscar donde trabajar y vivir, vio unas carpas de un circo y se acerco, pregunto por el dueño.
Don Venancio era un señor fornido y de muy mal carácter con bigote negro, cejas muy pobladas y camiseta rayada.
-Que buscan?
-Mi esposa y yo venimos huyendo de la guerra y no tenemos donde ir, pero podemos trabajar, y le pagamos el alojamiento y la comida. Contesto Laureano.
-La guerra, la guerra. Dijo Venancio. –A mi me costo la barba, porque en estos tiempos andar con barba es un problema.
Laureano oculto su risa. –Señor, nosotros somos trabajadores no lo vamos a defraudar.
-Bueno, la mujer que se ocupe de la cocina y algunos trapos que remendar. Y usted de los animales y la limpieza. Aquí tenemos dos caballos, un mono un elefante y el león.
-Todos comen yerba y frutas, que puede buscar en el campo, menos el león que come espaguetis.
-Espaguetis? Dijo Carmen.
-Si señora para carne no hay y al animalito le gusta. Replico Venancio.
-Y como se llaman? Pregunto Don Venancio.
-Laureano Castro y Carmen Hernández. Dijo Laureano.
-Castro, Castro…..Ese apellido me va a traer problemas. Mejor Laureano solo. Porque eso es peor que tener barba. Replico Venancio.
-Como diga señor. Dijo Laureano.
Y así empezaron su vida de Cirqueros, Laureano y Carmen pronto se ganaron el cariño de los artistas, Yuleidi y Tormenta, los trapecistas y equilibristas, Morcilla y corbata los payasos y el gran Mandraque el mago que solo hacia sus magias con cartas, por que los conejos y las palomas se las había comido en un momento de crisis.
Venancio además del dueño era el domador del león y hacia un espectáculo con Tony que así se llamaba el animalito mas muerto de hambre que otra cosa.
-Don Venancio, a usted no le da miedo meterse en la jaula con el León. Le pregunto Carmen un día.
-No. Mientras no me vista de espaguetis….
Todos rieron, porque dentro de este recio hombre había un alma caritativa y con cierta ingenuidad infantil, como todos los cirqueros, creo que por eso gusta tanto a los niños porque ellos no han dejado de serlo todavía.
En las noches Carmen corría para ver el espectáculo y sus ojos brillaban de ilusión al ver el mago desaparecer pañuelos de colores y reía como una niña con los payasos. Aunque ya se sabía de memoria lo que iban a hacer no dejaba de disfrutar.
-Si yo pudiera, fuera una gran artista de circo. Decía ella a su esposo.
-Hay mujer con esta situación, todos somos artistas de Circo. Le contestaba él.
El primero de Enero de 1959. Batista huye y Gana la Revolución Fidelista.
En Bayamo Todos los balcones se adornan de banderas cubanas y banderas rojas y negras, que era la bandera del 26, organización revolucionaria. Si, por que en ese tiempo o eras Batistiano o eras de Fidel, y como Fidel no era comunista cuando aquello, el cubano no sabía que era el socialismo ni nada por el estilo, solo sabíamos de Martí que era lo que proclamaba Fidel, de hecho se le llamo Revolución Martiana. (Después vino la Sandinista y la Bolivariana).
El Circo, siguió su vida, solo que ahora se llenaba más y Carmen por fin tuvo su primer hijo al que le pusieron Fidel. (Cosa muy común en esa época).
Fidelito creció en ese mundo circense y nació el segundo hijo al que sus padres bautizaron con el nombre de Raúl.
Los hermanitos Castro, eran muchachos despiertos, Fidelito era el mayor y el que guiaba a su hermano menor que solo hacia seguirle la corriente.
Llegaron las leyes revolucionarias y el Circo fue nacionalizado, su nombre cambiado de. “Gran Circo Colorín”, paso a ser “El Gran Circo Lenin”.
Venancio de dueño, paso a ser el Administrador, y los otros. Camarada Mago, Camarada Trapecista y Camaradas Payasos…En fin Camaradas y Camaradas.
El Circo pasó a ser propiedad del pueblo y del ministerio de Cultura. Toni el León al fin Pudo probar carne de caballo y murió de un coma proteínico.
A Mandraque le regalaron unas palomas y unos conejitos blanco para su trabajo de mago y juro, nunca más comer palomas ni conejos. (Años después, rompió su juramento).
Un día sentado en el parque Raulito le pregunto a Fidelito.
-Que vas a hacer cuando seas grande?
-Mago. Contesto Fide.
-Y para qué? Pregunto Raulito.
-Para engañar a la gente. Y tu Raúl?
-Yo… Payaso.
Los hermanitos Castro eran muy famosos en la escuela. Fidel con sus actos de magia y Raúl con sus payasadas.
Laureano comenzó a trabajar en el Central Azucarero manejando la locomotora y Carmen se convirtió en la modista más famosa de Bayamo y así la familia se mudo del circo al pueblo.
Al circo trajeron dos Leones con un domador Ruso el camarada Capitán Vladimir, y Venancio siguió siendo el camarada administrador.
Mandraque pasó a ser el Camarada ilusionista Rasputín.
Yuleidi y Tormenta, cedieron su oficio a sus hijos Ramirito y Efigenio, que siempre han estado en la cuerda floja.
Y los payasos…Siguieron siendo… Payasos.
Tanta era la afición de los hermanitos Castro con el circo que decidieron trabajar en él, y fueron a ver al viejo Venancio.
Fidel le presento un acto de magia y decía. –Parece mentira pero es verdad. -Parece verdad pero es mentira. Todo es magia.
Venancio lo miro y le dijo.
-Eres un mal mago ya en estos tiempos nadie te va a creer. Mejor metete a Payaso como tu hermano.
Fidelito lo miro y le dijo.
-Convertiré este revés en victoria. Seré El mejor payaso de la historia. Ya verás.
Y así surgió esta pareja de payasos. Fidel y Raúl.
Montaron su trama y fueron muy famosos en Bayamo, hicieron gira por Santiago, Guantánamo y hasta el Camagüey llegaron estos famosos payasos. “Los Hermanos Fidel y Raúl”.
Un día estaban en el camerino del teatro y tocaron a la puerta.
-Adelante. Dijo Fidel.
Entro un hombre vestido con una guayabera y un jean.
-Buenas noches, yo soy Iván Rodríguez del seccional del Partido.
-Buenas noches. Le contestaron los hermanos.
-Miren, su acto es muy bueno y provoca la risa y alegra a nuestros trabajadores. Dijo Iván…
-Pero el partido recomienda que no se presenten más con el nombre de “Los Payasos Fidel y Raúl”.
-Tienen que cambiarse el nombre o dedicarse a otra cosa.
Efectivamente. Se cambiaron el nombre por… “Los Hermanos Castro Payasos Internacionales”
Fue Peor porque esta vez salieron hasta en la prensa. (Internacional, claro está.)
Les cayó arriba, el partido, los CDR, y hasta los pioneros y comenzaron a ganarse el repudio de toda la sociedad socialista de Cuba.
-Coño. Dijo Fidel.- Ni Payasos podemos ser con este nombre que nos puso Mama.
-Y si nos vamos a Miami? Dijo Raúl.
-Peor, quien va a querer en Miami a unos payasos que se llaman Raúl y Fidel?
-Volvamos para el pueblo a nuestro viejo circo y cambiemos el nombre. Dijo Fidel a su Hermano.
Así surgió la pareja de payasos. “Chorizongo y Tocineta”.
Siguieron en su pueblo, Raúl se caso con una muchacha del Partido y tuvo tres hijos, pero ninguno conservo el nombre del padre.
Fidel no se caso pero tuvo varios hijos por romances furtivos, claro en estos pueblos rurales los artistas atraen a las inocentes jovencitas.
Fueron famosos en Bayamo como Chorizongo y Tocineta.
Ya lo de Fidel y Raúl es Historia Olvidada.

Los Tranvias y Las Enfermeras












En la soleada mañana del domingo 1 de junio de 1862 el Capitán General Don Francisco Domínguez, Duque de la Torre, inauguró solemnemente el servicio público Ferrocarril Urbano de La Habana, el cual uniría para siempre a los “caseríos” aledaños del Cerro, Jesús del Monte y Carmelo, ubicado este último en el lujoso barrio del Vedado.Para esa primera etapa, esos antiguos vehículos fueron movidos por fuerza animal. Eran conducidos por tres caballos, dos en barra y uno como guía, variante que desapareció a inicios del siglo XX con el advenimiento de la República , al surgir el flamante transporte de tranvías eléctricos pertenecientes a The Havana Electric Railway Company, corporación norteamericana que en 1913 devino en The Havana Electric Railway, Light and Power Company.Los “carritos”, como todos los habaneros los llamaban, eran de dos clases: Primera y Tercera, que se turnaban en el servicio y el precio oscilaba entre 20 y 30 centavos el billete. Sin embargo, los tranvías de primera clase eclipsaron pronto debido a su carestía, justamente cuando la competencia de un empresario de guaguas estableció el servicio por tramos a 10 centavos y el viaje directo a 15.Esos primeros “artefactos móviles” eran conducidos por un cochero que llevaba en su plataforma un banquillo alto, en el cual se sentaba cuando el “carrito” descendía pendientes donde el caballo no necesitaba castigo para ir a paso vivo. Esos conductores y aurigas, conocidos por sus nombres por el público cotidiano, usaban gorras de plato de piqué blanco, con visera plana o de concha de carey, y un látigo o fusta para animar a las bestias.En la collera de los animales se colocaban múltiples y sonoros cascabeles, cuyo tintinear se escuchaba a larga distancia. Las personas, entre tanto, subían y descendían al vehículo por la parte posterior.Los “cocheros” del Transporte Urbano, que explotó en todos los tiempos unos 56 kilómetros de vías férreas con apenas unos 50 vehículos, no llegaban a una treintena, y sus caballerizas y corrales, se mantenían siempre para el uso diario, sobre los 300 caballos aproximadamente.El ramal del Vedado, posterior varios años al de La Habana se movía a vapor y se formaban trenes de dos o tres carros, arrastrados por locomotoras.Algo muy curioso para esa época era que el último tranvía salía de las terminales a las diez y media de la noche. El pueblo lo conocía por el “carrito de las campanillas o de los novios”, por que en ese móvil regresaban a la Habana, los jóvenes, cuyas novias residían en los barrios de Jesús del Monte y Carlos III.En un artículo publicado en marzo de 1950 en la popular revista Carteles cuenta Roig de Leuhsenring que “al comprar en 1901 un sindicato americano los tranvías y ferrocarriles suburbanos, recibiendo al efecto del Gobierno de ocupación una concesión para reconstruir y electrificar las líneas existentes y construir otras nuevas en la capital y barrios vecinos, el tranvía eléctrico fue acogido por el pueblo con cierta prevención y hostilidad, que bien pronto convirtió en burla y choteo criollo, hasta su aceptación definitiva”Los choques y accidentes primitivos, que para ese tiempo se sucedían con frecuencia, dieron motivo para que los carros eléctricos fueran bautizados por la población con el mote de “funerarias eléctricas”, y por sus dos antenas o troles se les denominó “la langosta”.El primer coche tranvía eléctrico de la capital, construido en los Estados Unidos, circuló el 22 de marzo de 1901 hasta el elitista barrio del Vedado. De forma gradual se fueron construyendo líneas a través de toda la urbe, hasta llegar a sobrepasar el término municipal de la Ciudad de La Habana.El servicio público de pasajeros por tranvías se empleó también en las ciudades de Matanzas, Cienfuegos, Camaguey y Santiago de Cuba (inaugurado en 1907 y retirado en 1951). Ese tipo de transportación en Camaguey y Santiago perteneció a la The Havana Railway Co.; en Matanzas a la Compañía de Tranvías de Matanzas S.A. y en Cienfuegos a la Compañía de Cienfuegos-Palmira-Cruces.En los primeros tiempos de la historia del tranvía eléctrico en la capital, solamente se mantuvieron cuatro líneas dobles, que partiendo de las terminales del Vedado, Cerro, Jesús del Monte y Príncipe, iban a San Juan de Dios y el Muelle de Luz, que de hecho formaban ocho líneas, que con posterioridad se ampliaron hasta las calles San Lázaro, Galiano, 23 y J, Ángeles, Florida, Vives y Belascoaín, entre otras.Al iniciarse el auge del servicio de pasajeros por el sistema de ómnibus motorizados, principalmente a mediados de la década del 30, trajo consigo la decadencia y declive de los tranvías. La mayor velocidad de las conocidas “guaguas”, su comodidad y máxima flexibilidad, entre otras causas, hicieron declinar hasta hacerlo desaparecer a ese memorable, histórico y hoy olvidado tipo de transporte.En horas de la madruga del martes 29 de abril de 1952 rindió su ultimo viaje el tranvía número 388 de la línea “Príncipe Avenida del Puerto”, último carro que circuló por las calles de la Ciudad de La Habana


Fuente: Conexion Cubana















Las Enfermeras.










En la Habana habia dos tipos de Transporte Urbano, el tranvia y los omnibus " Aliados " tambien llamados Coa, por la compañia dueña de los vehiculos. Nuestro pueblo que no pierde la costumbre de ponerle nombrete a todo les decia los aguacates, por que su color era verde y amarillo, y al igual que los tramvias, cubrian rutas por toda la Habana.





Un dia despertamos con la noticia de que La Habana como capital moderna tenia que cambiar, los tranvias que era un sistema muy anticuado. ( Todavia hay tranvia en muchas ciudades modernas, solo que son distintos a los que conocimos, son mas modernos, pero son tranvias).


Bueno, para desenredar esta madeja les contare. Dicen las malas lenguas que el presidente Prio Socarras, armo un negocito con algunos banqueros para montar una linea de buses y asi competir con los consorcios de transporte de la Habana, los llamados Omnibus Aliados, y surgieron Los Auto Buses Modernos S.A. Que, desplazaron a nuestros queridos tranvias.


Cierto que estos autobuses eran mas modernos que Los Aliados por lo cual eran el ultimo grito en la Habana y la gente preferia montar en ellos, como eran pintados de blanco con una linea azul en los costados, enseguida le buscaron un nombrete y las llamaron "Las Enfermeras"








Herminio Huerta











Eleggua

Eleggua


Es el portero de todos los caminos, del monte y la sabana, es el primero de los cuatro guerreros junto a Oggun, Osun y Oshosi. Tiene 101 caminos y sus colores son el rojo y el negro.
Es valido aclarar que Eleggua es conocido como el de los 201 y los 401 pues se mueve entre los angeles que estan a la derecha (los 401) y los que estan a la izquierda (los 201). Tiene el poder sobre ambos lados, controla los reinos del mal y del bien, el crea el balance entre las dos fuerzas a la vez que tiene dominio sobre ellas.Muy notable es la coincidencia en los distintos panteones de la cultura global la existencia de una deidad que siempre recibe las ofrendas primero que el resto de las deidades. Deidad muy dada a hacer trampas. Deidad que comanda ejercitos. Deidad favorecida por el Dios superior de cada Panteón. Como ejemplo Ganesh en la religion Hindu representado con una cabeza de elefante o en la zona nordica de europa Loki.
Patakki de ElegguaFuribundo con sus descendientes al saber que Oggún había querido tener relaciones sexuales con su propia madre, Obatalá ordenó ejecutar a todos los varones. Cuando nació Shangó, Eleggua (su hermano) se lo llevó escondido a su hermana mayor, Dadá, para que lo criara. Al poco tiempo nació Orula, el otro hermano, Eleggua, también temeroso de la ira de Obatalá, lo enterró al pie de la ceiba y le llevaba comida todos los días. El tiempo transcurrió y un buen día Obatalá cayó enfermo. Eleggua buscó rápido a Shangó para que lo curara. Luego de que el gran médico Shangó curó a su padre, Elegguá aprovechó la ocasión para implorar de Obatalá el perdón de Orula. Obatalá accedió y concedió el perdón. Shangó lleno de gozo cortó la ceiba y de ella labró un hermoso tablero y junto con él le dio a su hermano Orunmila el don de la adivinación. Desde entonces Orunmila dice: “Maferefum (bendición) Eleggua, maferefum Shangó, Elegbara”. También por la misma razón el ékuele de Orunmila lleva en la cadeneta un fragmento del collar de Shangó (blanco y rojo) por una punta. Desde entonces Orunmila es el adivinador del futuro como interprete del oráculo de Ifá, dueño del tablero y consejero de los hombres.


Tamal en Hoja


Tamal en Hoja

Ingredientes:

2 libras de maíz tierno molido

1/2 taza de agua

1/3 taza de puré de tomate

3/4 libras carne puerco

1/4 libra de manteca

1 cebolla

1 ají verde

2 dientes de ajo

Sal y pimienta a gusto

“Modo de proceder:

“Después de molido el maíz tierno por la cuchilla más fina de la máquina, se le echa el agua y se pasa por un colador no muy fino.
Se sazona con sal y pimienta a gusto.
“Se rica la carne de puerco en trocitos pequeños y se adoba con sal, pimienta, ajo machacado y naranja agria. Se sofríe en la manteca y ahí mismo se echa la cebolla, el ají, cortado muy fino, y los dientes de ajo muy machacados y se le agrega después el puré de tomate.
“Se mezcla el maíz con el sofrito, se revuelve bien y se van haciendo los tamales, echando un poco de la mezcla dentro de las hojas, doblándolas bien y amarrándolos con un cordel fino.
Se cocinan en agua hirviendo con sal durante una hora más o menos.”

lunes, 10 de agosto de 2009

El Castillo embrujado de Mantilla


Agosto de 1933
Rev. Carteles.

"Con el Dictador Gerardo Machado subieron a la pequeña aeronave el ex alcalde habanero Pepito Izquierdo, los ex secretarios (ministros) Octavio Averhoff, de Hacienda, y Eugenio Molinet, de Agricultura, y los capitanes Vila y Crespo Moreno, un asesino que se pegó como una lapa al mandatario depuesto."

Entre las leyendas más conocidas en la provincia de La Habana están las referidas al local que actualmente ocupa el órgano de gobierno de ese territorio, en una colina del barrio capitalino de Mantilla.Ese lugar era el antiguo Castillo de Averhoff, una majestuosa edificación de estilo inglés, inaugurada en 1917 con un pomposo desfile de carros que nunca antes ese pobre barrio había visto, coincidente con la boda de Octavio Averhoff y Celia Sarrá.Conocido por "Coquito", Octavio fue rector de la Universidad de La Habana, y Celia era la hija del acaudalado Ernesto Sarrá, quien construyó la lujosa casona de recreo para regalársela por sus nupcias.Celia y Octavio solo iban a la residencia por temporadas y arribaban al palacete acompañados de numerosos invitados para disfrutar de las fastuosas fiestas allí organizadas.Según los vecinos de Mantilla, los festejos eran orgías con mujeres desnudas que se bañaban en una laguna artificial junto a políticos y comerciantes de renombre, embriagados con el mejor vino francés, cuyos toneles vacíos rodaban por los caminos que llevaban al Castillo.En la última planta fue asesinado el capataz Nino "Mano de Piedra", y con su muerte, dicen que por problemas de faldas, se inician las leyendas de los fantasmas.Los gritos de agonía de Nino, aseguran los habitantes de Mantilla, se escuchaban en todos los puntos de la barriada hasta tres horas después de asesinado.Las visitas de los dueños se hicieron cada día más espaciadas a partir de 1930, pues "Coquito" se convirtió en un personero de la dictadura machadista.Al caer Machado, el Castillo, símbolo de los desmanes de esa oprobiosa tiranía, resultó blanco de la ira del pueblo, mas las paredes de piedra azul quedaron en pie y así las encontró seis años después la nueva familia que la ocupó.Las leyendas e historias alrededor del Castillo, algunas espeluznantes, se incrementaron. Ello influyó que en el lugar se estableciera la 15 Estación de Caballería.De esas historias cobró auge la relativa a un orangután que estrangulaba a los prisioneros, aunque en ese sitio nunca hubo presos y el único simio fue una monita traída por los inquilinos desde Nicaragua. Durante los gobiernos de Grau, Prío y Batista fueron constantes las búsquedas, pulgada a pulgada, de túneles y pasadizos secretos que condujeran al Castillo de Atarés, de depósitos de armas y pólvora y otras evidencias de actividades subversivas.





Fuente:


Desconexion Cubana

 
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