El Mayor
Ignacio Agramonte y Loynáz.
Nacimiento:
23 de diciembre de 1841 Cuba– Puerto Príncipe, CamagüeyFallecimiento:11 de mayo de 1873Jimaguayú-CubaOcupación:Abogado, político y general cubanoCónyuge(s):Amalia Simoni de AgramonteHijo(s):Ernesto Agramonte y Herminia AgramonteIgnacio Agramonte y Loynaz, patriota cubano nacido el 23 de diciembre de 1841 en Puerto Príncipe, actual provincia de Camagüey en la casa marcada con el número 5 de la calle de La Soledad. Hijo del Lic. Ignacio Agramonte Sánchez Pereira, abogado como muchos de sus antecesores, y María Filomena Loynaz y Caballero, procedente de una vieja familia adinerada del Camaguey. Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal y luego, ante la imposibilidad de iniciar estudios superiores en Puerto Príncipe, en 1852 es enviado a Barcelona, España, donde ingresa primeramente en el colegio de Isidoro Prats en el que cursó tres años de Latinidad y Humanidades. En 1855 comienza sus estudios elementales de Filosofía, en opción al título de Bachiller en Artes, en el colegio de José Figueras, ambos centros docentes estaban ascriptos a la Universidad de Barcelona, donde ingresa en 1856; al año siguiente regresa a Cuba y en la Universidad de La Habana estudia Derecho Civil y Canónigo, para recibir su título de licenciado en 11 de junio de 1865.Dos años más permaneció Agramonte en la Universidad, pues aunque ejercía como abogado, continuó los estudios correspondientes al doctorado hasta el 24 de agosto de 1867 que realiza su último examen.El 1ro. de agosto de 1866 contrae matrimonio con Amalia Simoni quien seria el amor de su vida, en la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, unión de la que nacen sus dos hijos: Ernesto, nacido en la manigua, y Herminia, a la que no llegó a conocer.
Levantamiento en ArmasExistía una contradicción sobre el momento de llevar a cabo el levantamiento en armas pues los camagüeyanos eran partidarios de aplazar el levantamiento hasta 1869 después de la zafra azucarera mientras que por otra parte los manzanilleros seguidos por el resto de los orientales no querían esperar más y se pronunciaron el 10 de octubre de 1868 en La Demajagua bajo el liderazgo de Carlos Manuel de Céspedes.Las discrepancias que existían se pusieron de manifiesto al convocarse y celebrarse la Asamblea de Guáimaro, en donde se aprobó la Carta Constitucional redactada por Agramonte y el habanero Antonio Zambrana. Estas discrepancias estaban dadas porque Carlos Manuel de Céspedes defendía el mando centralizado político-militar e Ignacio Agramonte se pronunciaba por las instituciones democráticas.El 26 de febrero de 1869 en Sibanicú, queda constituida la Asamblea de Representantes del Centro, la que integra Agramonte, más tarde haría prevalecer sus opiniones en la asamblea de Guaimaro donde se redacta la primera constitución de la República en Aarmas. A pocos días de la Asamblea de Guáimaro, el 26 de abril, Agramonte renuncia al escaño en la Cámara de Representantes, al ser nombrado Mayor General del Ejército Libertador, jefe de la División de Camagüey. Su primera actividad militar es la organización de talleres y fábricas donde se reparan y elaboran los medios necesarios para las fuerzas insurrectas. En este período dirige importantes acciones como el Combate de Ceja de Altagracia, y el ataque a Puerto Príncipe, participa como segundo al mando en el Combate de Minas de Juan Rodríguez, dirigido por el mayor general Thomas Jordan.En abril de 1870, a causa de las discrepancias con Céspedes en cuanto al modo de realizar la guerra, renuncia a la jefatura militar de Camagüey y permanece sin mando, aunque mantuvo su graduación y participó en combates como Ingenio Grande, Jimirú, Socorro... y continuó su propio adiestramiento, especialmente en la utilización de la caballería en función de la guerra de guerrillas.A principios de 1871 Céspedes le ofrece la jefatura militar de Camagüey, la que reasume el 17 de enero, cuando la situación de los insurrectos era muy grave en la región, momento a partir del cual se experimenta un mejoramiento progresivo y las fuerzas mambisas pasan de la defensiva a la ofensiva.
El Rescate de Sanguily: Como el Rescate de Sanguily se conoce una de las proezas militares de los inicios de la guerra de los diez años llevada a cabo por Ignacio Agramonte.El 7 de octubre de 1871, el mayor general Ignacio Agramonte acampó con la fuerza de su mando, unos 70 jinetes, en el potrero de Consuegra, al sur de Puerto Príncipe, ocasión que aprovechó el brigadier Julio Sanguily para solicitar autorización para dirigirse al bohío de Cirila López, en la finca Santo Domingo, frente a Loma Bonita, para que ésta le arreglase la única muda de ropa que poseía. Sin el debido permiso marcha al amanecer del día siguiente, poco tiempo después de llegar a su destino es sorprendido y hecho prisionero por una caballería española compuesta de 120 rifleros a caballo.Enterado Agramonte de la funesta noticia escogió 35 jinetes y ordenó a Henry Reeve que siguiera el rastro del enemigo a marcha forzada, el que es divisado en la finca de Toño Torres o pozo de La Esperanza, cuando trasponía la cuenta del camino. Casi a la vista de los españoles El Mayor explicó a sus compañeros que era preciso: "rescatar vivo o muerto a Sanguily o perecer todos en la demanda". Sorprendidos los españoles por la furiosa carga iniciada por el capitán Palomino, apenas pudieron ofrecer resistencia organizada, dejando sobre el campo once muertos, llevándose Agramonte consigo a su querido oficial.
Muerte Durante una de sus más brillantes campañas, luego de reconstruir las fuerzas del centro de la Isla, preparando la invasión de las Villas que tanto había sido propuesta por Máximo Gómez, cae en combate el 11 de mayo de 1873, en los potreros de Jimaguayú. Una emboscada lo sorprende con pocos ayudantes y una bala en una sien lo derriba. Los soldados españoles carterean el cadáver y los oficiales al reconocer los documentos, ordenan llevar el cuerpo hacia Puerto Príncipe, donde es expuesto en el hospital de la Iglesia de San Juan de Dios, y quemado al día siguiente, soplando las cenizas a los cuatro vientos para intentar conjurar su ejemplo redentor.De su figura Martí expresa lo siguiente, comentando acerca de la época de las disensiones políticas entre el Ejecutivo (Céspedes) y la Cámara de Representantes:"Pero jamás fue tan grande, ni aún cuando profanaron su cadáver sus enemigos, como cuando al oír la censura que hacían del gobierno lento sus oficiales, deseosos de verlo rey por el poder como lo era por la virtud, se puso de pie, alarmado y soberbio, con estatura que no se ha visto hasta entonces, dijo estas palabras: Nunca permitiré que se murmure en mi presencia del Presidente de la República." (refiriéndose a Carlos Manuel de Céspedes).
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