El Zapateo
El investigador e historiador cubano José María de la Torre, dijo en una ocasión que el origen del zapateo criollo parecía venir de la región española de Castilla la Nueva « pues al escuchar alguna tonada en La Mancha, creía estar oyendo el lastimero ¡ay! de nuestros campesinos…»
Según se describiría entonces, el baile de zapateo se hacía en pareja, hombre y mujer separados, uno frente al otro, marcando el movimiento del ritmo con los pies y manteniendo el cuerpo inmóvil.
Sin embargo, tal taconeo, la gestualidad y, en general, el ritmo asumido recuerda a la intencionalidad «coreográfica andaluza», según escribió el compositor cubano Sánchez de Fuente.
Durante un zapateo criollo hay intervalos de tiempo en que la música es la protagonista, y aún más, la aparición de la décima cantada —o recitada— acompañándose del «tiple y el güiro»
¿Qué es un tiple?, pues según los diccionarios, es instrumento «cordófono, compuesto de mango, cuello y caja, de dimensión mayor que el requinto e igual en todas sus partes. Tiene doce cuerdas distribuidas en cuatro órdenes triples, con la particularidad que el segundo, tercero y cuarto orden tienen una cuerda entorchada, combinada con dos de acero en afinación octavada. Se ejecuta utilizando las uñas, un plectro o bien las yemas de los dedos, para acompañar los cantos».
El güiro, el sencillo y cubano güiro, en cambio, es fruta de corteza dura, —en Cuba, al árbol lo llamamos güira— con forma de calabaza o melón, que una vez secado, se le hacen varias rayas paralelas consecutivas por uno de los lados y que al frotarse con unas varillas produce el consabido chiquichac-chiquichac-chiquichac… tan caro a la música cubana de todos los tiempos.
Desde principios del siglo XVIII, cuando ya se bailaba el zapateo, y hasta bien avanzado el XIX, en los campos cubanos fue famosa esta danza.
La danzante femenina vestía una vaporosa bata blanca con cintas de colores —el azul fue símbolo de cubanía—, pañuelos y adornos florales, mientras que el hombre usaba la incombustible guayabera.
Muchos años después, el tiple fue sustituido por la bandurria y finalmente por el «tres», instrumento con forma de guitarra con tres parejas de cuerdas y una caja de madera. En sus inicios, su estructura musical se basaba en la repetición constante de un estribillo de cuatro compases o menos, cantado por un coro conocido como el montuno, pero con el tiempo alcanzó su personalidad y protagonismo propios.
El investigador e historiador cubano José María de la Torre, dijo en una ocasión que el origen del zapateo criollo parecía venir de la región española de Castilla la Nueva « pues al escuchar alguna tonada en La Mancha, creía estar oyendo el lastimero ¡ay! de nuestros campesinos…»
Según se describiría entonces, el baile de zapateo se hacía en pareja, hombre y mujer separados, uno frente al otro, marcando el movimiento del ritmo con los pies y manteniendo el cuerpo inmóvil.
Sin embargo, tal taconeo, la gestualidad y, en general, el ritmo asumido recuerda a la intencionalidad «coreográfica andaluza», según escribió el compositor cubano Sánchez de Fuente.
Durante un zapateo criollo hay intervalos de tiempo en que la música es la protagonista, y aún más, la aparición de la décima cantada —o recitada— acompañándose del «tiple y el güiro»
¿Qué es un tiple?, pues según los diccionarios, es instrumento «cordófono, compuesto de mango, cuello y caja, de dimensión mayor que el requinto e igual en todas sus partes. Tiene doce cuerdas distribuidas en cuatro órdenes triples, con la particularidad que el segundo, tercero y cuarto orden tienen una cuerda entorchada, combinada con dos de acero en afinación octavada. Se ejecuta utilizando las uñas, un plectro o bien las yemas de los dedos, para acompañar los cantos».
El güiro, el sencillo y cubano güiro, en cambio, es fruta de corteza dura, —en Cuba, al árbol lo llamamos güira— con forma de calabaza o melón, que una vez secado, se le hacen varias rayas paralelas consecutivas por uno de los lados y que al frotarse con unas varillas produce el consabido chiquichac-chiquichac-chiquichac… tan caro a la música cubana de todos los tiempos.
Desde principios del siglo XVIII, cuando ya se bailaba el zapateo, y hasta bien avanzado el XIX, en los campos cubanos fue famosa esta danza.
La danzante femenina vestía una vaporosa bata blanca con cintas de colores —el azul fue símbolo de cubanía—, pañuelos y adornos florales, mientras que el hombre usaba la incombustible guayabera.
Muchos años después, el tiple fue sustituido por la bandurria y finalmente por el «tres», instrumento con forma de guitarra con tres parejas de cuerdas y una caja de madera. En sus inicios, su estructura musical se basaba en la repetición constante de un estribillo de cuatro compases o menos, cantado por un coro conocido como el montuno, pero con el tiempo alcanzó su personalidad y protagonismo propios.
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