Juan Morell González llegó a la Banda Gigante llevado por Mauro en 196l. Y lo que más le impresionaba era cómo Moré "trataba y defendía a los músicos. También, la forma en que se relacionaba con el pueblo, tan natural, atendía a todo el mundo, se detenía aunque estuviese apurado".
De hecho, el amor, la consideración con el prójimo, constituía un rasgo impresionante de su condición humana. "Era el que mejor pagaba —argumenta Mauro—. Unos 22 ó 23 pesos de aquella época por, digamos, una tanda de baile en La Tropical, que era el doble o el triple comparado con los 6 a 10 pesos que pagaban entonces. Algunos directores de orquestas lo criticaban por considerarlo una locura. Y él contestaba: Hay que repartir las ganancias con los músicos equitativamente".
Es evidente que Benny no estaba apegado a los bienes materiales, como confesaba en Cienfuegos... "la ciudad que más me gusta a mí... Una Cienfueguera me dijo, Moré, en una tarde de mayo, allá por Pasacaballos, con rumbo hacia Rancho Luna, ella me dio una fortuna, de amor, y en Cienfuegos me quedé, ya tú lo ves...
Sus ocurrencias eran inolvidables. Morell cuenta que cuando ya la cirrosis hepática no le permitía tomar más, decía: "Bueno, me doy un trago..." y cogía una botella de ron. Todos nos poníamos nerviosos, pero él echaba un poco en la mano, lo olía y agregaba: "¡Ya me lo di...!"
Mauro conoció a Benny hace medio siglo, en el año 1951 ó 52, en Santiago de Cuba, con la orquesta de Mariano Mercerón, quien fue a Santa Isabel de las Lajas a buscar a Benny, que había regresado de México, donde Moré habia trabajado con Pérez Prado, con los Matamoros, y con el propio Mercerón.
"No había oído un cantante así. Me parecía una cosa de otro mundo. Montamos números como Yimboró, Bonito y sabroso y otros; tocamos en la CMKW, la Cadena Oriental de Radio, y luego en distintas provincias. Como en ese tiempo no había mucho trabajo por allá, él vino en 1953 para La Habana. Después yo también vine y trabajé con él hasta su muerte. Nos llevábamos muy bien. No era un director, era un amigo. Ayudó a levantar a la orquesta Aragón, en México. Plantó: si la Aragon no tocaba él tampoco."
¿Y lo que menos les gustaba de él?
"Hubiésemos querido que no bebiera. Sabíamos que le hacía daño. Aunque su trago era simpático, alegre, muy alegre, y uno tenía que reírse con las cosas que se le ocurrían. Por ejemplo, quitarse de repente el sombrero y tirarlo, con lo que paraba la orquesta. O las cosas que hacía con su bastón".
Raúl López recuerda que una vez se subió en una mesa para dirigir la Orquesta en un baile en Camagüey.
"Al final de su carrera, cuando ya no podía tomar, no tenía tanta alegría, se sabía marcado por la enfermedad, pero nunca dejó de ser complaciente y amable con el público y con nosotros. Sin embargo, si lo querían perjudicar era fiero. En Venezuela, un empresario abusador pretendió no pagarle y por poco pierde la vida en el intento: lo atacó a cabillazos. A Benny se lo llevaron preso y Bola de Nieve tuvo que llamar a su amigo, el Presidente de ese país."
MARACAIBO NO ES SOLO UNA CIUDAD
Mauro lo vio cantar a dúo consigo mismo en un bar en Marqués González y Belascoaín. Considera que era una insólita manera de brindar satisfacción a sus amigos y admiradores. Tambien lo disfrutó su amigo José Maracaibo Castañeda, quien recuerda que en el bar Marianela mandó a bajar la puerta metálica y pidió que no se fuese nadie, que los tragos corrían por su cuenta. "Marcó como 10 números suyos en la victrola y se puso a hacerse el segundo con su propia grabación. ¡Era inigualable!"
Maracaibo conoció a Benny en Santiago, en la Cadena Oriental de Radio, donde trabajaba con el conjunto Maravillas de Beltrán, en el cual cantaban Caridad Hierrezuelo, Ibrahim Ferrer, Gerónimo Ibarra y otros. La emisora contrató a Benny por 100 pesos diarios.
"Una noche, en un baile que habia en Jutinicú, en pleno campo, habia un guajiro que estaba solo en el baile, medio curda, y me decía, mulato, tócame un maracaibo. Nosotros cantábamos los números popularizados por Celia Cruz, Arsenio Rodríguez, la Sonora Matancera, el Conjunto Casino, para estar en onda y no podíamos salirnos de ese repertorio, a pesar del campesino. Además de ciudad venezolana, Maracaibo es un ritmo musical de la Sierra Maestra, lo que llaman changüí en Guantánamo.
"La borrachera del guajiro me hizo surgir la idea de componer el Maracaibo Oriental y se lo llevé al Benny a Santiago. El me dijo: Ahora no, guárdala, para cuando yo tenga mi banda, allá en La Habana, porque me gusta. Cuando vine, tenía mi número en el cerebro y voy a ver a Chepín, que había dado el palo con El Platanal de Bartolo, interpretado por Ibrahim Ferrrer. Lo visité en el hotel Boston, y Columbié, que tocaba con Benny Moré, me indicó cómo llegar a su casa en el reparto La Cumbre.
"Benny se alegró de verme y me preguntó por el número. Cuando le señalé que lo tenía aquí (en la cabeza), me dijo: ‘así no, tráemelo en un papel escrito como tú puedas y vienes mañana con Columbié, pues me faltan un par de números para grabar un disco’.
"Antes de irme bajó una botella de ron Peralta, un boxeador, como él decía, y nos entramos a palos hasta terminarlo. Cuando bebía era más simpático que nunca. Muchas veces le daba por cantar y bailar.
"Al día siguiente le llevé el número más o menos escrito y después se lo dio a Generoso, para hacer el arreglo. Pero el día que se iba a grabar, Generoso dijo que se le había olvidado traerlo. Benny lo sorprendió: ‘Entonces, fíjate como va, ¡de memoria!’ Y empezó a tararearlo, como hacía con los números que creaba: ‘ton, titín, ton, titín. ¡Piano y bajo! Pa’ que tú lo bailes, mi son maracaibo. ¡Saxofones! paparí con pa, paparí con pa’, y al trompeta le dijo ‘inspira; ¡Qué bárbaro!
"Cuando a Benny le preguntaban sobre el autor del número, decía es José Maracaibo. Por eso la gente comenzó a llamarme Maracaibo. Al principio me mortificaba y fui a verlo a su casa, para protestar de que todo el mundo estaba llamándome por el apodo de Maracaibo. El bárbaro me respondió: ‘Olvídate de eso. No es un apodo, es un nombre artístico que yo te he puesto’."
En algunos momentos, por exceso de tragos, Benny llegaba tarde a cumplir algún contrato, relatan sus viejos amigos. Pero también había empresarios que para atraer público anunciaban a Benny Moré en la publicidad, cuando en realidad no había tal compromiso, era un fraude y entonces decían que había incumplido. Pero él, aunque impuntual a veces, siempre llegaba. Mauro Gómez Suárez recuerda una vez que lo esperaban a las nueve y llegó a las doce de la noche, pero tocó hasta por la mañana para deleite de la gente.
De ahí aquel estribillo que sacó: Creían que yo no venía y aquí usted me ve. Benny Moré, ¡qué banda tiene usted! En ese mismo número pinchaba a Generoso para hacerlo improvisar maravillosamente, cantándole: Generoso, qué bueno toca usted. Y asimismo lo hacía con Castellanos a quien le decía: Castellanos, qué bueno baila usted, cambiándoles alternativamente las improvisaciones.
De hecho, el amor, la consideración con el prójimo, constituía un rasgo impresionante de su condición humana. "Era el que mejor pagaba —argumenta Mauro—. Unos 22 ó 23 pesos de aquella época por, digamos, una tanda de baile en La Tropical, que era el doble o el triple comparado con los 6 a 10 pesos que pagaban entonces. Algunos directores de orquestas lo criticaban por considerarlo una locura. Y él contestaba: Hay que repartir las ganancias con los músicos equitativamente".
Es evidente que Benny no estaba apegado a los bienes materiales, como confesaba en Cienfuegos... "la ciudad que más me gusta a mí... Una Cienfueguera me dijo, Moré, en una tarde de mayo, allá por Pasacaballos, con rumbo hacia Rancho Luna, ella me dio una fortuna, de amor, y en Cienfuegos me quedé, ya tú lo ves...
Sus ocurrencias eran inolvidables. Morell cuenta que cuando ya la cirrosis hepática no le permitía tomar más, decía: "Bueno, me doy un trago..." y cogía una botella de ron. Todos nos poníamos nerviosos, pero él echaba un poco en la mano, lo olía y agregaba: "¡Ya me lo di...!"
Mauro conoció a Benny hace medio siglo, en el año 1951 ó 52, en Santiago de Cuba, con la orquesta de Mariano Mercerón, quien fue a Santa Isabel de las Lajas a buscar a Benny, que había regresado de México, donde Moré habia trabajado con Pérez Prado, con los Matamoros, y con el propio Mercerón.
"No había oído un cantante así. Me parecía una cosa de otro mundo. Montamos números como Yimboró, Bonito y sabroso y otros; tocamos en la CMKW, la Cadena Oriental de Radio, y luego en distintas provincias. Como en ese tiempo no había mucho trabajo por allá, él vino en 1953 para La Habana. Después yo también vine y trabajé con él hasta su muerte. Nos llevábamos muy bien. No era un director, era un amigo. Ayudó a levantar a la orquesta Aragón, en México. Plantó: si la Aragon no tocaba él tampoco."
¿Y lo que menos les gustaba de él?
"Hubiésemos querido que no bebiera. Sabíamos que le hacía daño. Aunque su trago era simpático, alegre, muy alegre, y uno tenía que reírse con las cosas que se le ocurrían. Por ejemplo, quitarse de repente el sombrero y tirarlo, con lo que paraba la orquesta. O las cosas que hacía con su bastón".
Raúl López recuerda que una vez se subió en una mesa para dirigir la Orquesta en un baile en Camagüey.
"Al final de su carrera, cuando ya no podía tomar, no tenía tanta alegría, se sabía marcado por la enfermedad, pero nunca dejó de ser complaciente y amable con el público y con nosotros. Sin embargo, si lo querían perjudicar era fiero. En Venezuela, un empresario abusador pretendió no pagarle y por poco pierde la vida en el intento: lo atacó a cabillazos. A Benny se lo llevaron preso y Bola de Nieve tuvo que llamar a su amigo, el Presidente de ese país."
MARACAIBO NO ES SOLO UNA CIUDAD
Mauro lo vio cantar a dúo consigo mismo en un bar en Marqués González y Belascoaín. Considera que era una insólita manera de brindar satisfacción a sus amigos y admiradores. Tambien lo disfrutó su amigo José Maracaibo Castañeda, quien recuerda que en el bar Marianela mandó a bajar la puerta metálica y pidió que no se fuese nadie, que los tragos corrían por su cuenta. "Marcó como 10 números suyos en la victrola y se puso a hacerse el segundo con su propia grabación. ¡Era inigualable!"
Maracaibo conoció a Benny en Santiago, en la Cadena Oriental de Radio, donde trabajaba con el conjunto Maravillas de Beltrán, en el cual cantaban Caridad Hierrezuelo, Ibrahim Ferrer, Gerónimo Ibarra y otros. La emisora contrató a Benny por 100 pesos diarios.
"Una noche, en un baile que habia en Jutinicú, en pleno campo, habia un guajiro que estaba solo en el baile, medio curda, y me decía, mulato, tócame un maracaibo. Nosotros cantábamos los números popularizados por Celia Cruz, Arsenio Rodríguez, la Sonora Matancera, el Conjunto Casino, para estar en onda y no podíamos salirnos de ese repertorio, a pesar del campesino. Además de ciudad venezolana, Maracaibo es un ritmo musical de la Sierra Maestra, lo que llaman changüí en Guantánamo.
"La borrachera del guajiro me hizo surgir la idea de componer el Maracaibo Oriental y se lo llevé al Benny a Santiago. El me dijo: Ahora no, guárdala, para cuando yo tenga mi banda, allá en La Habana, porque me gusta. Cuando vine, tenía mi número en el cerebro y voy a ver a Chepín, que había dado el palo con El Platanal de Bartolo, interpretado por Ibrahim Ferrrer. Lo visité en el hotel Boston, y Columbié, que tocaba con Benny Moré, me indicó cómo llegar a su casa en el reparto La Cumbre.
"Benny se alegró de verme y me preguntó por el número. Cuando le señalé que lo tenía aquí (en la cabeza), me dijo: ‘así no, tráemelo en un papel escrito como tú puedas y vienes mañana con Columbié, pues me faltan un par de números para grabar un disco’.
"Antes de irme bajó una botella de ron Peralta, un boxeador, como él decía, y nos entramos a palos hasta terminarlo. Cuando bebía era más simpático que nunca. Muchas veces le daba por cantar y bailar.
"Al día siguiente le llevé el número más o menos escrito y después se lo dio a Generoso, para hacer el arreglo. Pero el día que se iba a grabar, Generoso dijo que se le había olvidado traerlo. Benny lo sorprendió: ‘Entonces, fíjate como va, ¡de memoria!’ Y empezó a tararearlo, como hacía con los números que creaba: ‘ton, titín, ton, titín. ¡Piano y bajo! Pa’ que tú lo bailes, mi son maracaibo. ¡Saxofones! paparí con pa, paparí con pa’, y al trompeta le dijo ‘inspira; ¡Qué bárbaro!
"Cuando a Benny le preguntaban sobre el autor del número, decía es José Maracaibo. Por eso la gente comenzó a llamarme Maracaibo. Al principio me mortificaba y fui a verlo a su casa, para protestar de que todo el mundo estaba llamándome por el apodo de Maracaibo. El bárbaro me respondió: ‘Olvídate de eso. No es un apodo, es un nombre artístico que yo te he puesto’."
En algunos momentos, por exceso de tragos, Benny llegaba tarde a cumplir algún contrato, relatan sus viejos amigos. Pero también había empresarios que para atraer público anunciaban a Benny Moré en la publicidad, cuando en realidad no había tal compromiso, era un fraude y entonces decían que había incumplido. Pero él, aunque impuntual a veces, siempre llegaba. Mauro Gómez Suárez recuerda una vez que lo esperaban a las nueve y llegó a las doce de la noche, pero tocó hasta por la mañana para deleite de la gente.
De ahí aquel estribillo que sacó: Creían que yo no venía y aquí usted me ve. Benny Moré, ¡qué banda tiene usted! En ese mismo número pinchaba a Generoso para hacerlo improvisar maravillosamente, cantándole: Generoso, qué bueno toca usted. Y asimismo lo hacía con Castellanos a quien le decía: Castellanos, qué bueno baila usted, cambiándoles alternativamente las improvisaciones.
POR GABRIEL MOLINA
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