sábado, 10 de enero de 2009

La Milagrosa

La Milagrosa: leyenda popular entre cubanos
Por Eduardo Yero.






La bella historia de amor entre José Vicente Adott y Amelia Goiry de la Hoz se ha convertido en una de las más grande leyendas populares en Cuba que dura ya más de un siglo, y en la que se conjugan la historia, la imaginación, el mito, la tradición, el ritual y lo espiritual.
"La Milagrosa", como se le conoce popularmente a esta dama de origen español, es venerada por miles de personas, no solo en Cuba, sino también en México, Chile, Argentina, Venezuela, España, Italia, Francia y Alemania, entre otros países, según explica la historiadora y misionera, María Antonia Ruiz.
Ruiz se ha entregado "en cuerpo y alma" a la adoración y al celoso cuidado del panteón de Amelia, en el Cementerio Cristóbal Colón de La Habana, desde hace casi dos décadas, luego de que "un milagro suyo" le "devolvió la vida" cuando en 1994 se había convertido prácticamente en "un vegetal" por sus graves problemas de salud.
Amelia nació el 29 de enero de 1877 y murió 24 años después, el 3 de mayo de 1901, al sufrir un ataque de eclampsia (hipertensión) a los ocho meses de embarazo. Igual suerte corrió su criatura, una niña.
La infortunada joven, proveniente de la alta aristocracia habanera, fue sepultada en un féretro de bronce con su hija colocada entre sus piernas, como era entonces la costumbre española, según la historiadora.
Desde entonces su esposo José Vicente, un capitán de las guerras de independencia contra España, quien sufrió perturbación mental tras la repentina pérdida de su amada, visitaba hasta dos veces al día la tumba, todo vestido de negro, para "conversar" con Amelia, a quien no creía fallecida.
El atribulado amante tocaba varias veces una de las cuatro argollas de la tapa del panteón, la de la izquierda, la del corazón de su esposa y le decía: "Despierta mi Amelia", y dialogaba con ella un largo rato, tras lo cual abandonaba la tumba, con el sombrero sobre su pecho y sin darle la espalda.
La historiadora María Antonia Ruiz, que ha investigado todo lo relacionado con el tema explica que, según la leyenda, alguien le preguntó a José Vicente por qué hacía este ritual, a lo que contestó: "A una dama no se le da la espalda, y mucho menos a mi amada Amelia".
La leyenda de "La Milagrosa" surge a partir de que su esposo, con quien se casó en junio de 1900 a pesar de la oposición familiar pues eran primos segundos, abre la sepultura para enterrar a su padre, trece años después de la muerte de Amelia.
"Él quiso ver por última vez a su amada y, según se cuenta, vio que Amelia estaba intacta y que la criatura se le había colocado en sus brazos", indicó.
Ruiz explica que tras este hecho José Vicente escribió en la propiedad de la bóveda que entonces no era de él: "A partir de hoy todo el que se entierre en este lugar, que será de la familia Adott, jamás será exhumado porque sería una profanación".
Tras abrir la tumba para enterrar a su padre, estuvo 24 días encerrado en una habitación en la casa de su padre y solo aceptaba que le llevaran líquidos. Cuando rompió su encierro fue al cementerio, y desde entonces siguió yendo todos los días como de costumbre hasta el día de su muerte, 40 años después .
"El hecho que estuviera intacta es perfectamente posible por lo antes expresado, pero que la criatura se haya corrido de posición hay varias hipótesis, y yo tengo la mía", afirmó. En este sentido argumentó que "es posible que a la hora de trasladar a féretro se le haya corrido la criatura, unido a que el terreno donde fue sepultada presenta un declive".
"Digo esto como historiadora. De todas formas yo si creo en los milagros", apostilla.
Otras opiniones de estudiosos vinculados a esta historia estiman que la escultura esculpida en mármol de Carrara (Italia) en 1909 por el artista y amigo de José Vicente, José Villalta de Saavedra, que simboliza la maternidad y quien se valió de una foto de la fallecida que la imaginó con la niña en su brazo izquierdo y sujetando una cruz con su mano derecha, también ha enriquecido esta apasionante leyenda popular.
Hoy son cientos las personas que acuden diariamente a rendirle tributo a Amelia, además de pedirle que les conceda milagros o agradecerle los que presuntamente ya les haya otorgado.
"Milagrosa Amelia, gracias por todo lo concedido", o "Gracias por todos tus milagros", entre otros muchas dedicatorias.

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