El Barrio La Timba surge a finales del siglo pasado, continuando la trama urbana del Barrio residencial El Vedado de una forma espontánea, dando lugar a un asentamiento marginal, con un status más modesto y en la mayoría de los casos caracterizado por viviendas precarias desde su propio origen.
Las familias que se asentaban en el barrio eran en su mayoría de humildes trabajadores que residían en la capital o personas que venían a la Habana, procedentes de las provincias del interior buscando mejores opciones.
En el barrio se asentaban independientemente de su raza y con el objetivo común de resolver sus necesidades según sus posibilidades e intereses: pequeños comerciantes españoles que desarrollaban sus labores en: bodegas, puestos de viandas, carnicerías; a la construcción de edificaciones muy modestas para alquilar, generalmente cuarterias; también cultivaban jardines para comercializar las flores.
El resultado es un barrio pintoresco, popular, la gente "vive" en el pasillo del solar, en la acera, en la misma calle. A pesar de la precariedad, la vida del barrio era alegre, entre los desempleados, la rumba de cajón, el juego de dominó, la religión, muy arraigada en el barrio, con todas sus manifestaciones desde los cultos afrocubanos hasta la católica y el ron, hacían el barrio muy movido: fiestas y broncas se alternan en un proceso de unión- hermandad - enfrentamiento, bases sobre la cual se consolidó el barrio y sobre las cuales se fundamentó su fama de barrio violento y los vecinos peligrosos.
Las familias que se asentaban en el barrio eran en su mayoría de humildes trabajadores que residían en la capital o personas que venían a la Habana, procedentes de las provincias del interior buscando mejores opciones.
En el barrio se asentaban independientemente de su raza y con el objetivo común de resolver sus necesidades según sus posibilidades e intereses: pequeños comerciantes españoles que desarrollaban sus labores en: bodegas, puestos de viandas, carnicerías; a la construcción de edificaciones muy modestas para alquilar, generalmente cuarterias; también cultivaban jardines para comercializar las flores.
El resultado es un barrio pintoresco, popular, la gente "vive" en el pasillo del solar, en la acera, en la misma calle. A pesar de la precariedad, la vida del barrio era alegre, entre los desempleados, la rumba de cajón, el juego de dominó, la religión, muy arraigada en el barrio, con todas sus manifestaciones desde los cultos afrocubanos hasta la católica y el ron, hacían el barrio muy movido: fiestas y broncas se alternan en un proceso de unión- hermandad - enfrentamiento, bases sobre la cual se consolidó el barrio y sobre las cuales se fundamentó su fama de barrio violento y los vecinos peligrosos.
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