LA CULTURA ABORIGEN
Y SUS CREDOS RELIGIOSOS
Emilio Roig de Leuchsenring
Aunque la cultura aborigen fue prácticamente exterminada,
se reconoce aún su presencia en comidas
típicamente criollas, como el ajiaco, un cocido de carnes,
tubérculos y vegetales; y el casabe, una especie
de torta de yuca. Su lengua se mantiene aún para denominar
lugares de la ciudad de La Habana, como
Uyanó (en la actualidad Luyanó), nombre con el cual
se designa un arroyo y un barrio habanero; Guasabacoa,
nombre de una de las ensenadas de la bahía
habanera; y Guanabacoa, territorio que en la lengua
aborigen significa .poblado entre colinas y manantiales
., y en donde quedan muy pocos de sus descendientes
mezclados con otras culturas posteriores.
Y SUS CREDOS RELIGIOSOS
Emilio Roig de Leuchsenring
Antes de la conquista y colonización de Cuba, la poblaci
ón aborigen no tenía un grado de desarrollo semejante
al de otras culturas precolombinas, como los
mayas, los aztecas o los incas. Los indígenas de Cuba
no edificaron grandes templos ni ciudades. Los más
avanzados, los taínos, construyeron comunidades denominadas
.bateyes., con viviendas que llamaron
.bohíos., .caneyes., y .barbacoas.. Se dedicaban a
la agricultura y a la pesca, y eran alfareros. Poseían
sus propios credos religiosos rudimentarios, aún no lo
suficientemente estudiados.
Una de las más curiosas manifestaciones era la propia
mitología indígena, particularmente la taína, que
distaba mucho de las complejas manifestaciones de
las culturas de mesoamérica. La mitología taína se
basaba fundamentalmente en el Sol, la Luna, el origen
del sexo femenino y el .diluvio.. Algunas creencias
sugerían que el Sol, la Luna y el hombre habían
surgido de las cuevas o grutas, tal vez porque la mayor
ía de sus antepasados no crearon asentamientos, y
tenían en las cuevas su refugio seguro contra la intemperie.
Sus credos religiosos eran elementales y
consistían en una combinación de animismo, el
cemiísmo, el chamanismo o behiquismo; el culto a los
antepasados y el totemismo o residuos totémicos.
ón aborigen no tenía un grado de desarrollo semejante
al de otras culturas precolombinas, como los
mayas, los aztecas o los incas. Los indígenas de Cuba
no edificaron grandes templos ni ciudades. Los más
avanzados, los taínos, construyeron comunidades denominadas
.bateyes., con viviendas que llamaron
.bohíos., .caneyes., y .barbacoas.. Se dedicaban a
la agricultura y a la pesca, y eran alfareros. Poseían
sus propios credos religiosos rudimentarios, aún no lo
suficientemente estudiados.
Una de las más curiosas manifestaciones era la propia
mitología indígena, particularmente la taína, que
distaba mucho de las complejas manifestaciones de
las culturas de mesoamérica. La mitología taína se
basaba fundamentalmente en el Sol, la Luna, el origen
del sexo femenino y el .diluvio.. Algunas creencias
sugerían que el Sol, la Luna y el hombre habían
surgido de las cuevas o grutas, tal vez porque la mayor
ía de sus antepasados no crearon asentamientos, y
tenían en las cuevas su refugio seguro contra la intemperie.
Sus credos religiosos eran elementales y
consistían en una combinación de animismo, el
cemiísmo, el chamanismo o behiquismo; el culto a los
antepasados y el totemismo o residuos totémicos.
Animismo. Era la creencia, según la cual los objetos
inanimados poseían vida terrenal o extraterrenal o
estaban dotados de ciertos poderes mágicos.
Cemiísmo. Era una creencia un poco más compleja,
según la cual el cemí constituía un poder sobrenatural,
misterioso y enigmático, una verdadera deidad,
que controlaba los destinos de los humanos y de la
naturaleza en sus más diversas manifestaciones. Los
especialistas consideran que la mitología aborigen estaba
integrada por más de 30 personajes, de ellos unos
15 dioses o deidades, y más de 20 semidioses.
Según algunos especialistas, entre las deidades se
destacaban Atabex, diosa madre del ser supremo y
diosa de la fertilidad; Boynay, dios de la lluvia;
Maidabó, dios de la sequía; Taiguabó, el espíritu del
agua; Baibrama o Mabuya, dios maligno y una de las
voces para definir el mal; y otros semidioses, como
Opía, una especie de espíritu que servía de intermediario
con algunos dioses.
Chamanismo o behiquismo. Era la creencia en los
poderes mágicos de los behíques, es decir, los brujos
o sacerdotes. Éstos estaban dotados de poderes para
conversar con los muertos y adivinar el porvenir. Supuestamente,
en diferentes ceremonias religiosas,
como la cohobao cojoba, los behíques mantenían
comunicación con el otro mundo.
La cohoba consistía en absorber polvo de tabaco
por un tubo en forma de Y, así como otros jugos y
cocimientos de hierbas, después de un ayuno que pod
ía durar varios días y hasta semanas. Lo practicaba
primero el cacique y después todos los presentes, sentados
en un respetuoso silencio. Cuando todos estaban
embriagados o en éxtasis, el behíque respondía a
las preguntas que se le hacían sobre el pasado, el presente
y el futuro, las dolencias o enfermedades, el
nacimiento de hijos y otras inquietudes. Además de
sus poderes mágicos, los behíques combinaban estas
facultades con las de curanderos o médicos, que ayunaban
junto a sus pacientes y tomaban los mismos
cocimientos de hierbas o purgantes. Si los pacientes
morían, tenían que soportar de algún modo la furia de
los parientes de los fallecidos.
Culto a los antepasados. Provenía de la creencia
de que los muertos, después de adquirir este .estado.
especial, regresaban al mundo como espíritus, y no
solo hacían acto de presencia, sino que ayudaban o
maldecían a los familiares vivos. Cada grupo familiar
tenía el suyo y los representaban en ídolos con figura
humana, símbolos mágicos, amuletos y otros objetos
consagrados.
Aunque los pobladores precolombinos o prehispá-
nicos cubanos no construyeron templos propiamente
dichos, practicaban ceremonias festivas y religiosas a
la que llamaban .areítos..
Éstos eran las fiestas por excelencia de los taínos.
Aglomerados en el batey o centro del poblado, bailaban
y cantaban al son de tambores durante largas horas,
bajo la dirección de un maestro de ceremonia
denominado .tequina., el cual marcaba tanto el paso
como el compás, y dictaba el tema que repetía el coro.
En estas ceremonias religiosas se recitaban las genealog
ías de los diferentes caciques y sus más famosas
obras, los recuerdos de los buenos y malos tiempos
pasados, y otros temas de interés para la transmisión
de los conocimientos de forma oral de la generación
mayor a las generaciones más jóvenes. Los cronistas
de la conquista han señalado que los aborígenes eran
buenos bailadores. Cantaban al unísono y .mientras
centenares de participantes danzaban y narraban historias
. el resto mantenía el compás del baile y los
cantos, y muy pocos se equivocaban. Estos credos y
manifestaciones culturales preferentemente taínos fueron
asimilados por los siboneyes, una comunidad aborigen
anterior, aunque menos desarrollada.
Totemismo o residuos totémicos. Era la manifestaci
ón de un sistema de creencias, según las cuales existía
una especie de parentesco sobrenatural entre un individuo
.o incluso parte o la totalidad de una tribu de
aborígenes. y un tótem. Estos tótems, por lo general,
eran figuras de diversas especies de animales, y
en la minoría de los casos algunas plantas y objetos
minerales, que se consideraban como emblemas protectores
del individuo o la tribu, y en ocasiones como
su antepasado o progenitor. Se asegura que, en ciertos
casos, existían tótems de tipo especial para caciques
y behíques; algunos específicos para cada uno
de los sexos y otros comunes para todos los miembros
de una tribu.
También resultan interesantes las expresiones de
las ceremonias aborígenes y sus costumbres funerarias,
consideradas sagradas. Los funerales indígenas,
como es natural, diferían mucho de las formas
ulteriores introducidas por la conquista y la colonizaci
ón. Incluso, los de las culturas siboney y arauaco
(taínos y subtaínos), diferían entre sí. Los más conocidos
.por los hallazgos y evidencias. son los
enterramientos taínos. En la mayoría de los casos,
éstos daban sepultura a los fallecidos en una especie
de cementerios fuera de los poblados. Los cadáveres,
por lo general, eran colocados de bruces o con
las piernas recogidas, y en los alrededores se situaban
algunos objetos que fuesen de utilidad en la otra vida,
sobre todo por la ya mencionada creencia de que los
fallecidos regresaban en forma de espíritus para proteger
a las familias.
Las enfermedades exóticas traídas por los conquistadores
y el rudo trabajo esclavo hicieron que en menos
de medio siglo casi fuese extinguida la población
autóctona de Cuba, calculada en unos 300 mil habitantes,
y de ellos .según ha sido estimado. solo
quedaran alrededor de unos 4 mil.La fundación de la Villa de San Cristóbal de La
Habana se realizó en territorios del antiguo cacique
aborigen Habaguanex. Aunque no abundan restos de
estas comunidades aborígenes, se han hallado evidencias
de la existencia indígena en diferentes zonas del
territorio de lo que en la actualidad es la ciudad de La
Habana. Ha habido hallazgos en los alrededores del
río Santa Ana; en las cercanías de la playa Santa Fe;
en el litoral oeste de la ciudad, donde se han encontrado
algunos objetos valiosos, como los .dujes. o asientos
ceremoniales de behíques y caciques.
Otras zonas donde se han realizado
hallazgos han sido las de Colinas de Villarreal, al
noreste de la bahía habanera; las de Rincón de
Guanabo, a unos 28 kilómetros al noreste de la ciudad;
y en Jibacoa, un lugar aún más distante, a unos
50 kilómetros al este de la ciudad y en los límites de la
provincia La Habana.
inanimados poseían vida terrenal o extraterrenal o
estaban dotados de ciertos poderes mágicos.
Cemiísmo. Era una creencia un poco más compleja,
según la cual el cemí constituía un poder sobrenatural,
misterioso y enigmático, una verdadera deidad,
que controlaba los destinos de los humanos y de la
naturaleza en sus más diversas manifestaciones. Los
especialistas consideran que la mitología aborigen estaba
integrada por más de 30 personajes, de ellos unos
15 dioses o deidades, y más de 20 semidioses.
Según algunos especialistas, entre las deidades se
destacaban Atabex, diosa madre del ser supremo y
diosa de la fertilidad; Boynay, dios de la lluvia;
Maidabó, dios de la sequía; Taiguabó, el espíritu del
agua; Baibrama o Mabuya, dios maligno y una de las
voces para definir el mal; y otros semidioses, como
Opía, una especie de espíritu que servía de intermediario
con algunos dioses.
Chamanismo o behiquismo. Era la creencia en los
poderes mágicos de los behíques, es decir, los brujos
o sacerdotes. Éstos estaban dotados de poderes para
conversar con los muertos y adivinar el porvenir. Supuestamente,
en diferentes ceremonias religiosas,
como la cohobao cojoba, los behíques mantenían
comunicación con el otro mundo.
La cohoba consistía en absorber polvo de tabaco
por un tubo en forma de Y, así como otros jugos y
cocimientos de hierbas, después de un ayuno que pod
ía durar varios días y hasta semanas. Lo practicaba
primero el cacique y después todos los presentes, sentados
en un respetuoso silencio. Cuando todos estaban
embriagados o en éxtasis, el behíque respondía a
las preguntas que se le hacían sobre el pasado, el presente
y el futuro, las dolencias o enfermedades, el
nacimiento de hijos y otras inquietudes. Además de
sus poderes mágicos, los behíques combinaban estas
facultades con las de curanderos o médicos, que ayunaban
junto a sus pacientes y tomaban los mismos
cocimientos de hierbas o purgantes. Si los pacientes
morían, tenían que soportar de algún modo la furia de
los parientes de los fallecidos.
Culto a los antepasados. Provenía de la creencia
de que los muertos, después de adquirir este .estado.
especial, regresaban al mundo como espíritus, y no
solo hacían acto de presencia, sino que ayudaban o
maldecían a los familiares vivos. Cada grupo familiar
tenía el suyo y los representaban en ídolos con figura
humana, símbolos mágicos, amuletos y otros objetos
consagrados.
Aunque los pobladores precolombinos o prehispá-
nicos cubanos no construyeron templos propiamente
dichos, practicaban ceremonias festivas y religiosas a
la que llamaban .areítos..
Éstos eran las fiestas por excelencia de los taínos.
Aglomerados en el batey o centro del poblado, bailaban
y cantaban al son de tambores durante largas horas,
bajo la dirección de un maestro de ceremonia
denominado .tequina., el cual marcaba tanto el paso
como el compás, y dictaba el tema que repetía el coro.
En estas ceremonias religiosas se recitaban las genealog
ías de los diferentes caciques y sus más famosas
obras, los recuerdos de los buenos y malos tiempos
pasados, y otros temas de interés para la transmisión
de los conocimientos de forma oral de la generación
mayor a las generaciones más jóvenes. Los cronistas
de la conquista han señalado que los aborígenes eran
buenos bailadores. Cantaban al unísono y .mientras
centenares de participantes danzaban y narraban historias
. el resto mantenía el compás del baile y los
cantos, y muy pocos se equivocaban. Estos credos y
manifestaciones culturales preferentemente taínos fueron
asimilados por los siboneyes, una comunidad aborigen
anterior, aunque menos desarrollada.
Totemismo o residuos totémicos. Era la manifestaci
ón de un sistema de creencias, según las cuales existía
una especie de parentesco sobrenatural entre un individuo
.o incluso parte o la totalidad de una tribu de
aborígenes. y un tótem. Estos tótems, por lo general,
eran figuras de diversas especies de animales, y
en la minoría de los casos algunas plantas y objetos
minerales, que se consideraban como emblemas protectores
del individuo o la tribu, y en ocasiones como
su antepasado o progenitor. Se asegura que, en ciertos
casos, existían tótems de tipo especial para caciques
y behíques; algunos específicos para cada uno
de los sexos y otros comunes para todos los miembros
de una tribu.
También resultan interesantes las expresiones de
las ceremonias aborígenes y sus costumbres funerarias,
consideradas sagradas. Los funerales indígenas,
como es natural, diferían mucho de las formas
ulteriores introducidas por la conquista y la colonizaci
ón. Incluso, los de las culturas siboney y arauaco
(taínos y subtaínos), diferían entre sí. Los más conocidos
.por los hallazgos y evidencias. son los
enterramientos taínos. En la mayoría de los casos,
éstos daban sepultura a los fallecidos en una especie
de cementerios fuera de los poblados. Los cadáveres,
por lo general, eran colocados de bruces o con
las piernas recogidas, y en los alrededores se situaban
algunos objetos que fuesen de utilidad en la otra vida,
sobre todo por la ya mencionada creencia de que los
fallecidos regresaban en forma de espíritus para proteger
a las familias.
Las enfermedades exóticas traídas por los conquistadores
y el rudo trabajo esclavo hicieron que en menos
de medio siglo casi fuese extinguida la población
autóctona de Cuba, calculada en unos 300 mil habitantes,
y de ellos .según ha sido estimado. solo
quedaran alrededor de unos 4 mil.La fundación de la Villa de San Cristóbal de La
Habana se realizó en territorios del antiguo cacique
aborigen Habaguanex. Aunque no abundan restos de
estas comunidades aborígenes, se han hallado evidencias
de la existencia indígena en diferentes zonas del
territorio de lo que en la actualidad es la ciudad de La
Habana. Ha habido hallazgos en los alrededores del
río Santa Ana; en las cercanías de la playa Santa Fe;
en el litoral oeste de la ciudad, donde se han encontrado
algunos objetos valiosos, como los .dujes. o asientos
ceremoniales de behíques y caciques.
Otras zonas donde se han realizado
hallazgos han sido las de Colinas de Villarreal, al
noreste de la bahía habanera; las de Rincón de
Guanabo, a unos 28 kilómetros al noreste de la ciudad;
y en Jibacoa, un lugar aún más distante, a unos
50 kilómetros al este de la ciudad y en los límites de la
provincia La Habana.
Aunque la cultura aborigen fue prácticamente exterminada,
se reconoce aún su presencia en comidas
típicamente criollas, como el ajiaco, un cocido de carnes,
tubérculos y vegetales; y el casabe, una especie
de torta de yuca. Su lengua se mantiene aún para denominar
lugares de la ciudad de La Habana, como
Uyanó (en la actualidad Luyanó), nombre con el cual
se designa un arroyo y un barrio habanero; Guasabacoa,
nombre de una de las ensenadas de la bahía
habanera; y Guanabacoa, territorio que en la lengua
aborigen significa .poblado entre colinas y manantiales
., y en donde quedan muy pocos de sus descendientes
mezclados con otras culturas posteriores.
2 comentarios:
Hola Herminio:
Muy interesente e instructivo tu artìculo. Me gustaria saber si tienes alguna referencia de algùn sìmbolo que utilizaban los aborìgenes cubanos, osea, gràficos que describan algun detalle de còmo eran o pensaban.
Un saludo caluroso
Muy interesente e instructivo tu artìculo. Me gustaria saber si tienes alguna referencia de algùn sìmbolo que utilizaban los aborìgenes cubanos, osea, gràficos que describan algun detalle de còmo eran o pensaban.
Un saludo caluroso
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