lunes, 29 de diciembre de 2008

La Ceiba (Arbol Sagrado)






"Árbol parado por derecho propio, indiferente a las sequías, indiferente a las lluvias, desafiador de huracanes, testigo impasible y enhiesto de diez, veinte ciclones, en cuyas ramas no anidaban los pajarillos, porque no le interesaban los solos de pífanos ni las músicas de cámara, sino las sinfonías de los vientos viajeros que, de paso, le narran la historia del mundo".

Alejo Carpentier
La consagración de la Primavera


Sostenida por grandes raíces a modo de contrafuertes, la ceiba (Ceiba pentandra (L.) Gaernt.) se yergue majestuosa en las sabanas y bosques de Cuba. Objeto de culto para los practicantes de varias religiones afrocubanas, ornada de supersticiones que aseguran que no la castigan el rayo ni el fuego y la respeta la tormenta, y siempre colmada de ofrendas, tanto en la ciudad como en el campo, su sombra no se pisa sin antes solicitar respetuosamente su consentimiento, porque la ceiba es propiedad y morada de diversas deidades en diferentes religiones y su sombra es sagrada. Con la lana que envuelve sus semillas, se fabrican suaves almohadas, que para los creyentes son favorecedoras de los buenos sueños.
Pero no sólo en Cuba es la ceiba sagrada. Los textos mayas del Postclásico hablan de cinco ceibas que fueron colocadas por los dioses al principio del mundo: la roja, al este; la blanca, al norte; la negra, al oeste; la amarilla, al sur y la verde, al centro. La ceiba central, llamada Yax -Imix- Che, es el eje del mundo; las otras cuatro, son sus proyecciones.
En Cuba la ceiba es árbol sagrado por excelencia para los creyentes y practicantes de la Regla de Osha y el acto de plantarla constituye un compromiso indisoluble entre la planta y el hombre, en el que este último jura cuidarla mientras viva ya que de ella dependerán su salud y felicidad. Una vez finalizada la plantación, que debe ser antes del mediodía, se hará una fiesta en la que se sacrificarán animales.
El día más apropiado para plantar una ceiba es el 16 de noviembre, festividad de San Cristóbal, sincretizado en la Regla de Osha por Aggayú, orisha dueño del volcán y del río caudaloso y patrono de la ciudad de La Habana.
La víspera de la festividad de San Cristóbal, muchos habaneros se congregan en El Templete, un pequeño templo neoclásico construido en la primera mitad del Siglo XIX, que conmemora la celebración en ese lugar de la primera misa y el primer Cabildo celebrados en la Ciudad, para mientras formulan un deseo, dar tres vueltas a la ceiba allí plantada. Esa ceiba conmemora que bajo la sombra de uno de esos árboles se asentaron los fundamentos civil y religioso de la Ciudad.
En la regla de Osha, la ceiba es conocida como Iroko, que es sincretizada con la Purísima Concepción, por la serpiente que recuerda una de las tres expresiones de Iroko, que toma la forma de un majá. Iroko es dueña y habitante de la ceiba.

La ceiba de "El Templete" es venerada por lo habaneros
Árbol sagrado para los abakuás, al igual que para los practicantes de la Regla de Osha, la ceiba, a la que llaman Ukano benkosi es representación material de Abasí (Dios Supremo). Al pie de una ceiba que hundía la mitad de sus raíces en el río sagrado Oddán, fue sacrificada Sikán; de la madera de esa ceiba fabricó Nasakó el primer tambor Ekwé, portador de la Voz.
En todo baroko o casa templo abakuá debe existir una ceiba. Sin rendirle tributo a este árbol, no se realiza ningún rito. Bajo su sombra se preparan los iniciados. Antes de la iniciación la ceiba es incensada y rayada. Al fundarse una nueva potencia, se planta una ceiba y se le hacen ofrendas mientras se dice: "Si prospera, prospera nuestra nación, si se seca, nuestra nación será destruida".
Para los practicantes de los ritos Arará, la ceiba es el único árbol que respetó el diluvio, por eso le llaman Árbol de Dios. En ella habitan Aremu, un poderoso fudú identificado con la Orisha Obbatalá de los lucumíes, y otras deidades.
La ceiba está también presente en el habla del cubano. Así lo atestiguan algunos refranes: “Dios está en la ceiba, y la ceiba no la tumba el viento”, “El que sacude una ceiba sólo sacude su cuerpo”.
Devenida también en símbolo de fraternidad entre las naciones de América, una ceiba plantada con tierra de las naciones del continente americano, es el centro del Parque de la Fraternidad, en el corazón de La Habana.
En la sabana como en el bosque, la ceiba es el eje de un ecosistema donde habitan numerosas especies epífitas de diversas familias y a donde acuden numerosas especies de aves.

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